En el día grande de Leonor, don Juan Carlos no pasará la noche junto a ella. No podrá sentarse en el regazo de su cama para darle la enhorabuena y tampoco besará su frente antes de acostarla. Estaría encantado de hacerlo, pero la propia Corona se lo impide. Es una cuestión de imagen y, le guste o no, el emérito tendrá que dormir lejos de su familia.