Ahora mismo da la sensación de que Luca Guadagnino es una fuerza imparable. A su prolífico nivel de producción se le suma una voluntad inquebrantable por no acomodarse, por no dar permanentemente lo que uno espera de él. De ahí que sus bandazos terminan dejando descolocando a muchos, especialmente cuando decide tocar una obra tan querida como fue en el caso de su remake de "Suspiria".