Si Steve Jobs estuviera vivo, habría despedido a más de un task masker antes de que llegaran al próximo café en su ingenioso teatro de oficina. Y es que, a diferencia de una época en la que bastaba un viaje en ascensor para determinar si valías o no, hoy la Generación Z domina una habilidad completamente opuesta: parecer ocupados mientras no están haciendo nada.
Esto no quiere decir que no trabajen. De hecho, son tan velozes y eficientes que terminan sus tareas antes de tiempo.