En plena costa alicantina, cada vez más concurrida por visitantes en busca de atardeceres instagrameables de los que presumir en redes. Sin embargo, a lo largo de los últimos días esta localidad de 94,800 vecinos ha acaparado titulares por otra razón bien distinta: sus gallinas. O mejor dicho, una curiosa invasión gallinácea que ya ha obligado a su Ayuntamiento a tomar medidas.
¿Una invasión de gallinas? Exacto. Y no es nada nuevo.