Se ha escrito mucho sobre las interfaces de usuario en automoción, y en general, todo ello basado en estudios elaborados por publicaciones y personas que provienen sistemáticamente del mismo mundo: uno lleno de botones, pulsadores, palancas y controles físicos de todo tipo, que cuando se sientan en la cabina de un vehículo con filosofía radicalmente espartana, en la que únicamente se encuentran una gran pantalla táctil central, se encuentran como si los hubieran despojado absolutamente de todo.