En un sorprendente giro del diseño y la funcionalidad, una vivienda ubicada en el corazón de una ciudad ha experimentado una transformación radical en su cocina, que anteriormente era obsoleta y oscura. Este cambio ha dado lugar a un moderno espacio abierto y
minimalista que no solo ha mejorado la estética del hogar, sino que además ha enriquecido la calidad de vida de sus habitantes.
La cocina anterior, caracterizada por armarios de madera oscura y una distribución cerrada, limitaba la luz natural y dificultaba la interacción entre los miembros de la familia durante la preparación de los alimentos. Ana, la propietaria de la vivienda, explica: «Era un lugar donde pasábamos poco tiempo, ya que no resultaba acogedor ni práctico».
El proyecto de remodelación comenzó con un diagnóstico del espacio a cargo de un equipo de arquitectos e interioristas. La propuesta inicial consistió en amplificar la cocina hacia el salón, unificando ambos ambientes. Queríamos crear un espacio más luminoso y funcional, donde la familia pudiera reunirse y compartir momentos detalla Javier, el arquitecto responsable de la transformación.
La intervención incluyó la demolición de paredes y la instalación de grandes ventanales que permiten que la luz natural inunde el nuevo espacio. Se eligió una paleta de colores neutros y materiales como el acero inoxidable y la madera clara, contribuyendo así a un ambiente acogedor y moderno.