Gobierno Trump

Reuters/Ipsos ha hecho un estudio analizando la popularidad e impopularidad de los ricos de Estados Unidos entre la ciudadanía del país. Y, aunque una conclusión es que los estadounidenses temen que la campaña de Musk para recortar la Administración perjudique a los servicios básicos como los pagos de jubilación de la seguridad social, el hombre no es el que peor cae.

Aunque tiene muchos detractores Además tiene la simpatía de mucha gente.

No importa cuándo leas esto, es casi seguro que en las últimas horas has usado algún servicio de Google. Quizás has enviado un correo en Gmail, navegado con Chrome o hecho una búsqueda en Google. La compañía domina tantos aspectos de la vida digital que resulta complicado escapar de su ecosistema. Pero con ese poder además llegan los problemas: las autoridades antimonopolio llevan años presionando para que se desprenda de algunas divisiones, y una posible separación está cada vez más cerca.

Hace unos días veíamos que Elon Musk tiene su propia propuesta de reforma de la jornada laboral y son 120 horas. Algo que está poniendo en práctica en DOGE, su departamento externo aunque de la mano del Gobierno de Trump que se encarga de despedir a personas de las administraciones públicas (incluidos a grandes expertos a los que luego ha tenido que readmitir) .

En pleno siglo XXI, mientras la fachada de la democracia se derrumba bajo el peso de una kinderpolitics de patio de parvulario sin sentido, los verdaderos beneficiarios son aquellos que han sabido adaptarse al nuevo orden: las grandes tecnológicas y los oportunistas. Bajo la sombra del Idiot-in-Chief, vemos cómo se desmantelan las barreras que protegían a los ciudadanos, dejando paso a la más tóxica colaboración entre poder y dinero.