Cuando en 2021 Antonio Banderas hizo una gala de los Goya sobria y medida, que era lo que uno esperaba de un año marcado por el Covid, fue aplaudido a diestro y siniestro. Lo que nadie esperaba es que la Academia de Cine iba a entender que, todas las galas tenían que carecer de dinamismo y debían ser una sucesión de dramas expuestos de manera continua, sin ningún momento cómico para relajar el ambiente.