La historia de Carlo Cutis ha dado la vuelta al mundo. Nacido en Londres en 1991, fue un joven apasionado de la tecnología y los videojuegos que acabó dándose a conocer en todo el mundo por un rasgo poco común en la mezcla: su profunda devoción por la iglesia Católica. Halo se encontraba entre sus títulos preferidos, mientras que además dedicaba su tiempo a programar.