Cuando dices que has estado cubriendo un festival de cine como el de Sitges, todo se supone glamour. Alfombra roja, entrevista al lado del mar, comidas y fiestas a todo trapo, con alguna que otra filme de fondo. Y para muchos la experiencia será esa, el día empieza a las ocho y cuarto de la mañana con el pase de la primera film de la jornada y termina a la una de la mañana con el final de la sexta.