Lo anticipé en su momento, y está ocurriendo: la constatación de que las organizaciones podían seguir funcionando razonablemente bien en modo de trabajo remoto, unido al aprendizaje organizacional que supone popularizar herramientas como la videoconferencia, que facilitan la coordinación en general, pero además con trabajadores externos y freelancers, iba a suponer un replanteamiento de los organigramas de muchísimas compañías, con un foco especialmente directo en la eliminación de los llamados