Además de mi columna habitual en
Invertia de esta semana, me pidieron que escribiese sobre el tema del muy ingeniosamente llamado «pajaporte», el modelo propuesto por el gobierno y presentado el pasado martes por el ministro
José Luis Escrivá para supuestamente tratar de controlar el acceso a la pornografía de menores de edad. Se ha publicado hoy bajo el título «Puertas, campos y âpajaportesâ» (pdf).
Mi opinión es clara: el modelo no funciona. No llegará a ponerse en práctica, y terminará en un cajón, o peor aún, invirtiendo fondos públicos para crearlo para que termine no sirviendo para nada. Y lo malo del caso es que el propio gobierno sabe perfectamente y desde un origen que la iniciativa nunca va a servir para nada, y la lanza únicamente para tratar de sacudirse la presión social generada por algunas asociaciones que, erróneamente, exigen medios para impedir el acceso de los adolescentes a la pornografía.
Mis elementos de razonamiento fundamentales: en primer lugar, es completamente inútil tratar de lanzar una iniciativa de este tipo desde el ministerio de un país determinado. La actividad es global, el contexto es global, la solución tiene necesariamente que ser global, o no funcionará nunca. Pretender soluciones que solo son de obligado cumplimiento para páginas situadas en España, que no son las más populares y utilizadas, es absurdo.