Mi columna en
Invertia de esta semana se titula «Turismo insostenible» (pdf), y es un intento de plantear las bases de una crisis, la del modelo de
turismo masivo, antes de que impacte de lleno en la economía de muchos países, pero especialmente de la de España.
El año 2023, España fue el segundo destino turístico más importante del mundo detrás de
Francia, con más de ochenta y cinco millones de visitantes. El
turismo es, de la que dependen muchísimos ingresos y puestos de trabajo, y está al borde de una enorme crisis, no solo en España, sino en todo el mundo.
La imagen con la que ilustro mi artículo es del centro de Amsterdam, pero podría ser de prácticamente cualquier destino turístico: un modelo basado en la masificación que arruina completamente la experiencia de todos los participantes. Una crisis que se ve venir desde la salida de la pandemia y que se ha analizado ya hasta la extenuación, pero sin lograr aventurar ninguna salida para ella.
Destinos completamente masificados con oleadas de turistas que son vistos por los residentes locales como espantosas plagas de langostas que caen sobre la ciudad, cruceros que acarrean a varios miles de visitantes que convierten las ciudades en un auténtico infierno y que cada vez más destinos se plantean prohibir completamente, y en general, un problema derivado del abuso de un modelo que empieza a reventar por todas sus costuras.