La caída de varios restos de un cohete
Falcon 9 de
SpaceX en
Polonia ha provocado otra caída semanas más tarde: la del presidente de la agencia espacial polaca, fulminado por el gobierno de su país.
Un poco de contexto. En la madrugada del 19 de febrero, la segunda etapa de un cohete
Falcon 9, que había fallado al desorbitar dos semanas antes, reentró sin control en la atmósfera terrestre. El propulsor de 13,8 metros de largo por 3,66 metros de diámetro se desintegró sobre el norte de Europa.
China está cada vez más cerca de superar a la NASA en su misión marciana. Y acaba de invitar a otros países a unirse
Los pedazos que sobrevivieron al calor de la reentrada cayeron cerca de la ciudad de Poznan. Un depósito de metro y medio de longitud, revestido de fibra de carbono, impactó en el recinto de un almacén de material eléctrico sin causar daños. Un empleado del almacén dio el aviso a la policía.
La respuesta inicial. Al día siguiente, la Agencia Espacial Polaca (POLSA) aseguró haber informado oportunamente a diversas instituciones del gobierno polaco sobre el incidente. Su Departamento de Seguridad Espacial, permanentemente vigila amenazas de objetos espaciales artificiales, como los cohetes.
SpaceX desorbita normalmente el
Falcon 9 sobre el océano, lejos de zonas pobladas.