Pocas veces he tenido tanta sensación de estar en muy malas manos en términos de seguridad como cuando me he encontrado en el
Financial Times esta entrevista com
Catherine de
Bolle, directora ejecutiva de
Europol, titulada «Europol chief says
Big Tech has "responsibility" to unlock encrypted messages« (enlace alternativo).
Que una persona que opina directamente que «el anonimato no es un derecho fundamental» y que pretende demostrarlo mediante comparaciones estúpidas y sin sentido sobre la policía no pudiendo entrar en una casa en la que se sabe que hay un delincuente, sea la directora ejecutiva de la policía europea me pone verdaderamente muy mal cuerpo, y me hace sentir que vivo en una Unión Europea en la que mis derechos como ciudadano no valen nada.
Sí, señora de Bolle: el anonimato es un derecho fundamental, y además, debe serlo. No solo lo es, sino que además, las comunicaciones anónimas tienen un lugar importantísimo en nuestro discurso político y en la construcción de nuestras sociedades. Obviamente, todos los derechos tienen límites y generan responsabilidades, pero de ahí a decir que las compañías tecnológicas tienen la responsabilidad de descifrar los mensajes de sus usuarios va un mundo. Un mundo de ignorancia supina que, obviamente, usted navega con enorme tranquilidad.