Cuando hablamos de los diferentes tipos de
hipertrofia que existen normalmente solemos hacer referencia tanto a la
hipertrofia sarcomérica como a la sarcoplasmática. La primera se refiere al incremento o desarrollo de los elementos contráctiles de la fibra
muscular, el músculo en sí, y la segunda a los elementos no contráctiles, es decir, el sarcoplasma.
El sarcoplasma contiene ATP, glucógeno, fosfato de creatina, que son sustratos energéticos y agua, entre otros. Aunque tradicionalmente y por error se ha dado a entender que podemos controlar o "elegir" entre un tipo de
hipertrofia u otra, realmente sabemos que van de la mano. Dicho de otra manera, cualquier desarrollo de
hipertrofia sarcomérica, es decir, cualquier desarrollo de los elementos contráctiles del músculo conllevará un desarrollo simultáneo y paralelo de los elementos no contráctiles. Ambos tipos de
hipertrofia van de la mano y no pueden discriminarse la una de la otra.
Pero en el artículo de hoy no vamos a hablar de
hipertrofia sarcomérica o sarcoplasmática sino de
hipertrofia mediada por acortamiento (transversal) e
hipertrofia mediada por estiramiento (longitudinal). Veámoslo.
Cargas pesadas o cargas ligeras: esto es lo que puede ofrecerte el entrenamiento a altas repeticiones
La mayoría de ejercicios que realizamos en el gimnasio constan de dos fases claramente diferenciadas.