Siendo muy (muy) reduccionistas en este artículo, la grasa se acumula en nuestro cuerpo en tres tipos de tejido: grasa blanca, grasa marrón y grasa beige. La grasa blanca acumula energía para cuando haga falta si hacemos dieta y entramos en déficit energético; la grasa marrón quema energía para mantener la temperatura corporal; la grasa beige es una mezcla de ambas. Si pudiésemos convertir la grasa blanca en marrón, dejaría de acumularse sin más y se utilizaría para mantener la temperatura. Ese es el objetivo de la ciencia, y acaban de descubrir que modificar una proteína puede ayudar a reducir la
obesidad.
El tejido adiposo, la grasa acumulada, es esencial para una fisiología humana normal. Los adipocitos son las células que acumulan la grasa corporal, has de comprender que estas células tienen funciones importantes, como la regulación de la temperatura.
Existen dos tipos generales de depósitos de tejido adiposo, además de uno intermedio: el tejido adiposo marrón, que contiene adipocitos preparados para quemar energía a través de la termogénesis, y el tejido adiposo blanco, que contiene adipocitos que almacenan lípidos.
Entre ambos está el tejido adiposo beige, una mezcla de las dos anteriores. Las funciones y la fisiología de los adipocitos y el tejido adiposo es tremendamente compleja, así que sin entrar en ella, nos centraremos en un nuevo
descubrimiento que abriría la puerta al desarrollo de nuevas formas de tratar la
obesidad.