¿Llevamos la
longevidad en la sangre? La sabiduría popular seguramente respondería que sí, que un historial familiar repleto de octogenarios y nonagenarios es un buen indicador de que nuestra vida será larga. La ciencia, sin embargo, parece que tiende a señalar en dirección opuesta.
17%. Un nuevo estudio sobre envejecimiento y
longevidad ha calculado el peso que diversos
factores tienen sobre nuestra salud futura y el riesgo de una muerte prematura. Uno de los resultados más sorprendentes está en el efecto, relativamente escaso, de la predisposición genética frente a los
factores ambientales.
Distintas enfermedades, distintas formas de impacto. El equipo observó además diferencias en el grado en el que unos
factores u otros impactaban al riesgo asociado a determinadas enfermedades. El estudio mostró que si bien los
factores ambientales tenían un impacto mayor en algunas enfermedades (como las que afectaban a los pulmones, corazón e hígado), la genética tenía un mayor peso en las demencias y en algunos cánceres como el de mama.
Casi medio millón de participantes. El estudio se realizó gracias a los datos compilados por UK Biobank, una base de datos con la que el equipo pudo estudiar la influencia de un total de 164
factores ambientales y genéticos, y su impacto en el envejecimiento y muertes prematuras en la muestra.
Evaluar el envejecimiento de las personas es una tarea complicada.