Cuando en mi casa decidimos tomar la decisión de desconectarnos del gas, poner un inversor y diecisiete paneles solares en el techo, e instalar una bomba de calor y dos módulos de una batería
Luna de
Huawei, estas cuentas son las que teníamos en la cabeza.
Desde hace un par de años, esta es la situación entre aproximadamente abril-mayo y mediados-finales de octubre: el sol cubre todo el consumo de la casa (los picos ocasionales son mínimos, escasamente significativos, y pueden corresponder a la bomba de calor calentando agua, a un hervidor para hacerse una infusión, etc.), permite cargar completamente la batería del coche (que llenamos generalmente hasta el 70%, más que de sobra para un uso diario en el que rara vez bajamos del 50%, salvo cuando viajamos), y lo mejor, la batería es perfectamente capaz de responder a todo el consumo nocturno, lo que implica que a pocas horas de habernos levantado, vuelve a estar llena otra vez.
La captura superior responde a mi curva de ayer: el día previo fui a Segovia a dar una clase, así que había que cargar el coche un poco más de lo normal. Aún así, dado que la batería de la casa ya estaba llena relativamente temprano, pudimos cargar el coche hasta el 80%, y levantarnos esta mañana (los tres gráficos de abajo) con los deberes ya hechos, de nuevo cubriendo todo nuestro consumo, y simplemente dedicándonos a verter electricidad a la red.