Mi columna de esta semana en
Invertia se titula «Querida UE, la urgencia de que la
Unión Europea adopte una aproximación diferente a la cuestión regulatoria.
Pensar en la
Unión Europea como en una región del mundo más avanzada que el resto, en la que se sientan las bases del funcionamiento del resto del mundo es una visión completamente fútil en estos tiempos. Podemos discutir hasta la saciedad si Estados Unidos innova más o si ahora es China quien lo hace, pero todos estaremos de acuerdo en que, decididamente, no es Europa en modo alguno. En el liderazgo mundial, cada bloque usa sus técnicas, pero la idea europea de destacarse por medio de la regulación es algo que, decididamente, no nos lleva a ningún sitio.
Por muy europeísta convencido que se pueda ser, y por muy agradecido que se pueda estar siendo español a la contribución de Europa a España desde su adhesión hace casi cuarenta años, es evidente que algo se está resquebrajando en el concepto con el que las autoridades europeas se plantean la regulación.