Apple
Intelligence ya está aquí, pero su estreno no ha sido tan brillante como muchos esperaban. La nueva propuesta de la compañía todavía tiene margen de mejora, tanto en inglés como en español. Aunque se ha presentado como un claro argumento de venta, su impacto entre la gente ha sido más bien discreto. Las primeras impresiones son mixtas y, por ahora, no ha conseguido generar un entusiasmo rompedor.
Desde Cupertino ya se mueven para reforzar una de las mayores apuestas de software en su historia reciente. Entre los movimientos en marcha destacan dos frentes: la rumoreada reestructuración del equipo responsable de Siri, cuya versión mejorada se ha retrasado hasta 2026, y la creación de nuevas técnicas diseñadas para mejorar sus modelos de lenguaje, con la misión de no dejar de lado su enfoque en la privacidad.
Apple suele entrenar sus modelos con datos sintéticos y datos etiquetados por humanos, una solución que ha resultado efectiva hasta cierto punto. No permanentemente representa el mundo real. En consecuencia, limita el funcionamiento de los productos de IA. Esto ha llevado a la tecnológica liderada por Tim Cook a desarrollar una nueva solución que combina datos sintéticos con señales anónimas de los dispositivos participantes.
Como explica en un artículo publicado esta semana, todo empieza con un mensaje sintético, es decir, un correo inventado por la propia
Apple con un formato que simula los correos reales.