Desde los años 70, cientos de estudios han examinado los efectos de las psicoterapias contra la depresión. Lo han hecho con muchos enfoques y diseños experimentales distintos. Lo han hecho insistentemente y, por si fuera poco, en un número cada vez mayor.
Eso nos ha permitido saber dos cosas: la primera es que las psicoterapias son efectivas. La segunda es que esa efectividad no se ha movido ni un ápice en 50 años.
¿Cómo podemos saberlo? Para empezar, profesor emérito de psicología clínica de la Universidad de Amsterdam. Él y un equipo de investigadores reunieron 562 ensayos controlados aleatorizados que se habían publicado en los últimos 50 años. Estos ensayos son los de mayor calidad metodológicos que hay en la actualidad (aunque, como apuntan los autores, la caldiad media no es tan alta como debería).
En total, los investigadores reunieron información de 66,361 pacientes. La mayoría adultos estadounidenses, pero con un número significativo de personas de otros países. A partir de ahí, solo tuvieron que ponderar las intervenciones, los resultados y ver qué pasaba.
¿Qué encontraron? Para empezar, encontraron que las psicoterapias funcionan. De hecho, sus conclusiones fueron que, conforme pasan los años (y los estudios), la "evidencia de que las psicoterapias son efectivas es sólida y crece con los años". La sorpresa no fue esa, claro.