Desde fuera podría parecer que las batallas finales de
Goku están cortadas por los mismos patrones: un enemigo muy fuerte parte con ventaja abrumadora, asoma un nueva transformación y cambian las tornas. Sin embargo, el clímax de
Dragon Ball Daima es único. De hecho, es verdaderamente especial. No solo por la pretensión de darle a los espectadores un evento apoteósico que traspasa la saga, sino cómo se le ha dado a los fans tanto lo imposible como algo que había sido muy esperado durante durante décadas. ¡Ambas cosas a la vez!
Vaya por delante que la razón de ser de
Dragon Ball Daima siempre estuvo a la vista de todos: que los fans de toda la vida y los que llegan de nuevas disfruten de todo el abanico de emociones que convirtieron el manga de
Akira Toriyama en una obra de culto. La sensación de aventura, el humor tontorrón y, por supuesto, la emoción de unas batallas explosivas. Todo agitado por puro fanservice.
Y, pese a ello, el episodio "El Despertar" se siente como algo especial. Siendo más específicos, como un último regalo que el mismísimo Toriyama nos deja desde allí donde esté. Y, ante eso, uno solo puede sonreír y dar las gracias.
¿A qué nos referimos exactamente? En los siguientes párrafos hablaremos con más detalle sobre los hitos de uno de esos episodios de anime que se ganan el privilegiado estatus de inolvidable. No solo por lo que ocurre, sino por el modo en el que ocurre.