A finales de 2011, hace algo menos de seis años, en un proceso parecido al que ha tenido lugar ahora, en el que tuve la ocasión de participar personalmente, se seleccionó a
comScore como medidor digital de referencia (anteriormente lo era de manera informal Nielsen). Como indica la nota de prensa de
AIMC, entonces las grandes novedades eran la medición híbrida (usando panel y censal), la captación personal y no sólo online de parte del panel y el seguimiento de hogares sin teléfono fijo.
Hubo algunas promesas frustradas, la libertada para usar cualquier sistema en la parte censal (se hablaba de poder usar Google Analytics en esa parte y que
comScore combinase los datos con los de su panel para generar el dato híbrido), y, perdonadme que me ría, la âformación de un comité técnico de clientes con capacidad de intervenir en decisiones del mercado localâ. Además han pasado cosas en el mercado. El principal: el crecimiento exponencial del tráfico móvil.
No voy a escribir ahora de cómo ha sido el proceso hasta ahora, ni de por qué lo lideran IAB y
AIMC, o de hasta qué punto realmente representan a todos los estamentos del mercado digital, aunque se merecería un post en detalle. Quiero centrarme en cuales creo yo que deberían ser las prioridades para un nuevo medidor de audiencias digitales.
A menudo nos sucede que hay cosas que damos tan por sabidas y naturales que nos parece que siempre han sido así. Y no.