A estas alturas de el filme, no creo que sea necesario reivindicar '2001: Una odisea del espacio' como una de los filmes de ciencia ficción más influyentes de la historia del cine tanto dentro, como fuera del género. Sabiendo esto, no sorprende lo más mínimo que uno de los padres de la space opera moderna haya rendido tributo al filme de
Stanley Kubrick de forma explícita en una de sus obras menos estimadas.
Me estoy refiriendo a
George Lucas, quien ha incluido el film de 1968 entre sus películas favoritas junto a otras imprescindibles como 'Metropolis', 'El planeta de los simios' o 'Flash Gordon', 'La fortaleza escondida' o 'La diligencia', y que se ha desecho en elogios hacia ella en infinidad de ocasiones; afirmando que "Stanley Kubrick hizo el filme de ciencia ficción definitiva, y va a ser difícil que alguien haga algo mejor".
Pero más allá del simple elogio, el padre de 'Star Wars' decidió homenajear a la imperecedera '2001' colando un huevo de pascua genial en 'La amenaza fantasma', el Episodio I de la saga galáctica que puso la primera piedra de la segunda trilogía estrenada en la transición al siglo XXI. Para verlo, debemos avanzar hasta cerca de la entrada al segundo acto de el film, cuando Qui-Gon Jinn llega al taller de Watto en Tattooine.