La resolución 4K ya no es ninguna novedad. Las primeras televisores con dicha resolución comenzaron a llegar al público entre 2012 y 2013, por lo que ya no podemos hablar de tecnología nueva. De forma similar a lo que ocurrió con la alta definición (720p y 1080p) hace aproximadamente década y media, más allá del formato físico, que requiere de nuevos reproductores, el problema para la mayoría de usuarios de ordenadores de hace algún tiempo es de potencia y de compatibilidad. Y solucionarlo no es tan fácil como cabría esperar.
Hasta Kaby Lake, la séptima generación de procesadores de Intel, que llegó hace cinco años, no existían procesadores de escritorio o portátil capaces de decodificar y codificar vía hardware vídeo de 10-bit bajo el códec HEVC o el de Google, VP9. Esto es un problema, pues más allá de vídeos que se descarguen por internet, casi todo el contenido lo que los smartphones producen ahora en alta resolución llega bajo HEVC/H.265 por motivos de optimización de espacio, y muchos equipos tienen problemas para reproducirlos. Con documentos de vídeo 4K bajo códec H.264 también pueden surgir problemas, particularmente cuando nos enfrentamos a ficheros de mucho bitrate.
Con las soluciones que vamos a aportar la reproducción a saltos de vídeo en 4K puede solucionarse parcial o totalmente. Sin ellas, las aplicaciones usadas no llegaban ni a reproducir los primeros fotogramas de los documentos.