Según acaba de publicar
Reuters,
Amazon será objeto de una nueva demanda antimonopolio en la
Unión Europea, que investigará algo completamente obvio: que la compañía favorece sus propios productos de su propia marca en su plataforma.
Aquí no hay nada que investigar: cada vez que alguien se mete en
Amazon y busca cualquier producto, las primeras opciones son permanentemente, de manera sistemática, los productos de la propia
Amazon, siempre que existan. Un comportamiento al que nos hemos acostumbrado desde hace mucho tiempo, y que de hecho, reporta a la marca cuantiosos beneficios, dado que la identificación generalmente positiva de la marca hace que sean percibidos como productos de cierta calidad.
¿De qué estamos hablando? Como es bien sabido, la legislación antimonopolio no puede castigar a una compañía por ser exitosa, por tener una cuota de mercado elevada o por competir mejor que otras. Lo que sí castiga, apalancar esas posiciones dominantes para dificultar que otras compañías puedan competir con ella, y eso es exactamente lo que vemos aquí: una compañía que apalanca el funcionamiento de su plataforma para hacer cambios en ella y situar los productos de su propia marca sistemáticamente como la primera opción. Básicamente, lo que ocurre cuando eres el gestor de una plataforma exitosa, y decides además que tus productos se dediquen a «competir» en ella con los de otros fabricantes.