Te puede gustar más o menos
Ikea, pero no creo que existan muchas dudas sobre el éxito que ha tenido la compañía a lo largo de su historia. Una figura resultó clave en su ascenso. Su fundador,
Ingvar Kamprad, fue un hombre distinto a su tiempo. El empresario murió con miles de millones de dólares en su cuenta y, la clave que le llevó al éxito y que siguió a rajatabla durante toda su vida era de lo más sencilla. Una pista: jamás gastar más de la cuenta.
Ingvar Kamprad antes de
Ikea. Cuando te imaginas al tipo que levantó el imperio de
Ikea, puedes pensar en alguien que vivió una vida de ensueño que muy pocos pueden conseguir. Sin embargo, si la compañía es hoy lo que es, en parte se debe a que Kamprad era todo lo contrario a esos estereotipos. A pesar de su riqueza, era conocido por sus hábitos de lo más frugales.
Nacido en Suecia en 1926, sus inicios como empresario comenzaron muy pronto. A los cinco años vendía cerillas, y con diez se dedicaba a vender bicis, pescado o incluso ornatos de navidad a sus vecinos. A los 17 años creó
Ikea con el dinero que le dio su padre por las buenas notas. Por supuesto, no vendía muebles entonces, tan solo pequeños utensilios para la casa.
Ikea se hace mayor. Ocurrió en 1956, cuando Kamprad revoluciona el mercado y la propia industria del mueble con la introducción de las cajas planas con muebles para montar en casa.