Aproveché una oportunidad que tuve para conocer
República Dominicana. Es un país que me causa mucho interés desde hace tiempo. Tiene una interesante historia, la cultura caribeña es bonita y el
Mar Caribe precioso. Lo que no estaba entre mis planes era pasar por
Punta Cana, pero tuve que ir a conocer a una mujer que está haciendo unas tareas muy interesantes en un barrio de migrantes. Mereció la pena ir, finalmente, más adelante contaré el por qué, pero una suiza de un alojamiento de
Airbnb intentó estafarme.
En el camino a
Punta Cana, estaba sin alojamiento y miré y estaba todo muy caro. Es un lugar conocido por sus resorts y turismo de lujo. Encontré que una mujer alquilaba habitaciones a 22 euros la noche. Las habitaciones se veían muy bonitas y amplias, estaba ubicado cerca de dónde tenía que conocer a esta mujer, solo que en las referencias mucha gente se quejaba de que la mujer era muy pesada con unas normas.
Quise hacer lo que dijo el CEO de
Airbnb y ofrecer un alojamiento barato. Es imposible por la legislación y los gastos en España
Daba mucha información de muchos asuntos de la casa y yo pensé que era una mujer dominicana. Ya he hablado más veces de que, cuando viajo, me gusta quedarme en espacios de gente local. Pero aquí, con las prisas me equivoqué, y vaya si me equivoqué, porque, además de que la mujer era suiza y no dominicana, el intento de estafa que vino tras mi check out estoy convencida de que lo hace con todo el mundo.