Aunque la esperanza de vida no ha dejado de incrementarse en los últimos años debido a los avances médicos, nuestra vida no es eterna, y la ciencia ha
descubierto la
fecha de
caducidad del ser
humano.
El fin de la vida humana es inevitable y un estudio realizado por investigadores de
Singapur ha permitido conocer en profundidad el proceso de envejecimiento
humano, revelando que en el proceso de resiliencia está la clave de la longevidad.
En este sentido, se sabe que la resiliencia se va perdiendo a medida que pasan los años de vida, y así como a los 40 años podemos recuperarnos de una  enfermedad en sólo dos semanas, a los 80 el tiempo de recuperación aumenta seis semanas y llegando a los 90 podemos tardar más de nueve semanas para recuperarnos.
El autor del estudio en cuestión señala que a medida que envejecemos lleva cada vez más tiempo a recuperarnos una alteración y pasamos cada vez menos tiempo cerca del estado fisiológico óptimo, hasta que finalmente terminamos perdiendo nuestra resiliencia por completo.
Así, el límite de la vida humana o la pérdida total de nuestra resiliencia llegaría entre los 120 y los 150 años, lo que indicaría el límite absoluto de la esperanza de vida humana.