Imagina un ordenador que además tiene lector de diskettes, que además incorpora un teléfono-fax, una impresora, que además cuenta con su propio teclado, monitor y permite cambiar entre sus distintas funciones con solo pulsar un botón. Un 'Complete Office', como lo llegaron a denominar. Metemos una botonera como los
DOMO de
Telefónica y ya lo tenemos: la obra maestra de la síntesis.
Apple trabajaba en 1995 en un proyecto de alto secreto. Los ingenieros de la empresa pasaron dos años conceptualizando el que sería el ordenador definitivo, con una pantalla LCD y un auricular telefónico conectado a ella. Lo llamaron Project X, aunque su nombre comercial sería Apple Paladin. La industria evolucionó demasiado rápido y la versión del sistema operativo para este aparato se retrasó demasiado incluso uno de los programadores abandonó a mitad del desarrollo lo que impidió su continuación.
Pero este no era sino uno de tantos. Apple, desde el principio, permanentemente buscó ese "equipo definitivo". El 1 de abril de 1976, Steve Jobs, Steve Wozniak y Ronald Wayne firmaron el contrato que fundó Apple Computer Company y, desde aquellos días hasta hoy, siempre han tenido en mente dar con la tecla. Es solo que ya dieron con ella, cuando presentaron el iPhone.
Es evidente que el iPhone mató la idea del ordenador definitivo. Al fin y al cabo, la esperanza estaba puesta en equipos menos portátiles, modulares y más caros. Uno de ellos hizo historia.