Crónica de una escalada. A finales de 2022, la campaña iba muy mal y el sector empezaba a comprender que se dirigía de cabeza a un callejón sin salida. El problema no había hecho más que empezar, claro.
Para verano de 2024, el
aceite valía un 100,4% más que en 2022 y un 62% más que en 2023. La demanda (mostrando su inelasticidad) no había caído tanto, pero había caído un 44,5% en solo dos años. Además, como respuesta lógica del mercado, el resto de aceites de consumo crecieron mucho.
Al contrario que el año pasado, la cosecha de
aceite de
oliva ha sido excelente. No lo vamos a notar en el precio
Pero ahora la cosa ha cambiado. La campaña ha sido fantástica y eso ha provocado que el
precio del
aceite en origen caiga rápidamente. De hecho, como hemos comentado en las últimas semanas, ha caído incluso por debajo de los cuatro euros el litro que, tradicionalmente, suponía la línea de rentabilidad del olivo en España.
Espoleada por la delicada situación financiera y productiva del sector, la bajada ha sido rapidísima. Podríamos decir que, esa bajada se concentra en los últimos meses o incluso semanas.
¿Qué pasa en los supermercados? Lo que ocurre es que no es exactamente eso lo que estamos viendo en los supermercados. Según Facua, la botella de un litro (de media) solo ha bajado un 24%.
No es una sorpresa. Ya hace meses que los más importantes embotelladoras del mundo anunciaron que los precios no iban a caer tan rápido.