Lo viejo permanentemente vuelve. Y lo hace como vintage, que es un término que suena mejor que "viejo". Lo vemos en muchos sectores: la industria textil con prendas que estuvieron de moda hace décadas, en televisión con continuos regresos de formatos extintos y, por supuesto, en la industria musical. Los vinilos, un formato que parecía muerto tras el auge primero de los casetes y luego de los CD, lleva años disparando sus ventas. Y claro, el
iPod además ha vuelto.
Sin embargo, la nostalgia por lo analógico no es la única razón detrás de este resurgimiento. En un mundo saturado de pantallas y notificaciones, el
iPod representa algo más que un simple reproductor de música: es una forma de desconexión, de recuperar el placer de oir sin distracciones. Su regreso no es solo una cuestión de coleccionismo o estética retro, sino una respuesta a la necesidad de experiencias más puras y enfocadas.
El
iPod, que recordamos que tiene ya 24 años y medio desde que Steve Jobs lo presentase a finales de 2001, llevaba muerto varios años. Aunque oficialmente, su edad se debió dejar de contar hace ya tres años, puesto que en mayo de 2022 Apple declaró que dejaría de vender
iPod una vez acabasen las existencias del modelo 'touch' de séptima generación. El motivo es evidente y es que sus ventas no dejaron de caer desde 2007, año en el que Apple lanzó el primer iPhone.