Conectas tu
iPhone a un cable
USB-C aparentemente normal, ya sea para recargar su batería o para transferir datos del
iPhone. Un tiempo luego observas que te han vaciado la cuenta bancaria. Seguramente no pensarás que ambos hechos tengan relación y creas que tiene más que ver con alguna de las otras muchas estafas que existen. Sin embargo, hay causas para estar alerta con los cables que usamos. Al menos eso dice un reciente estudio de TechSpot.
Tras analizar decenas de cables, se ha detectado que los ciberdelincuentes aprovechan algunos de ellos para añadir circuitos ocultos invisibles incluso a los escáneres más potentes. Con ello son capaces incluso de registrar qué parte de la pantalla tocamos. Por suerte, además hay buenas noticias debido a la particularidad de esos cables y a cómo se compone iOS.
El próximo mes de enero será obligatorio que todos los móviles, ordenadores o auriculares que se vendan en la Unión Europea cuenten con
USB-C como estándar de carga. Es de hecho ese el motivo por el que Apple empezó a implementarlo por fin en los
iPhone 15 y por lo que apenas quedan dos semanas para que se dejen de vender los
iPhone 14 y
iPhone SE 3.
Si el parque de dispositivos con
USB-C ya era amplio, ahora lo será aún más y es algo que parece que llevan tiempo aprovechando los ciberdelincuentes.