El pasado martes, un grupo de artistas que estaban participando en la beta cerrada de
Sora, el algoritmo de generación de vídeo creado por
OpenAI, publicó durante un cierto tiempo un proyecto en
Hugging Face, el mayor repositorio de herramientas de inteligencia artificial en código abierto.
Recibimos acceso a
Sora con la promesa de ser evaluadores tempranos, miembros del red team y socios creativos. Sin embargo, creemos que, en su lugar, nos están engañando para que hagamos un lavado de cara del algoritmo y nos dediquemos a decirle al mundo que
Sora es una herramienta útil para los artistas.»
Claramente, un problema provocado por el hecho de que los trescientos beta testers se han sentido explotados y utilizados, funcionando como departamento de I+D de una compañía que no les ha hecho sentir como deberían sentirse, parte del proceso creativo para que la herramienta termine resultando algo que impacte de manera positiva y no negativa en su trabajo.
Las betas cerradas juegan un papel importantísimo en los ciclos de desarrollo de producto, y es crucial tener un buen entendimiento con los que participan en ella. Habitualmente, se entiende que los participantes deberían ver el hecho de haber sido seleccionados para evaluar y probar la herramienta como algún tipo de privilegio, y que deberían estar lo suficientemente motivados por ello como para no solo firmar el acuerdo de confidencialidad, sino además, respetarlo convenientemente.