Llegar a lo más alto en el ámbito profesional depende de muchos factores, conocimientos y experiencias vitales alucinantes que pocos han podido sentir. A veces es tan fácil como saber gestionar las prioridades y hacer uso de una palabra mágica.
Es una lección que aprendieron grandes magnates como
Elon Musk o en su día
Steve Jobs como CEO de Apple. Y pese a que estemos hablando de las altísimas esferas del mundo tecnológico, lo cierto es que son enseñanzas que cualquiera podemos aplicar a nuestras vidas, ya sea en el ámbito personal o profesional.
Que
Steve Jobs era un tipo muy ocupado es algo que no necesitamos que nos digan. Es imaginable sabiendo su alta relevancia en las empresas en las que ha estado, incluyendo NeXT, compañía que fundó cuando le invitaron a marcharse de Apple en 1985.
El caso es que
Steve Jobs tenía un secreto, que ni es ya tan secreto, ni es tampoco complicado de comprender. Aunque sí de aplicar. El cofundador de Apple llevaba por bandera la idea de "ser rápido para decir que no y lento para decir que sí". Una filosofía clave en el aumento de la productividad al poder decir que no a proyectos y tareas en las que no se tiene muy claro su destino. Aunque tenga riesgos.
Aceptar una tarea implica que tenemos que buscarle un hueco en una agenda que, en casos como los de Jobs, está muy apretada. Para encajarla es necesario posponer otras tareas o reducir el tiempo que les dedicamos.