Hace dos años y siete meses asistíamos al lanzamiento de Windows 11. El producto, que se presentaba como el sistema operativo más avanzado de la historia de Microsoft, nos invitaba a sumergirnos en una nueva identidad visual, que llegaba acompañada de una variedad de nuevas funciones y características.
Las novedades de Windows 11, parecen no estar siendo lo suficientemente potentes como para atraer a los clientes.