Hubo un tiempo en que buscar información para un trabajo escolar implicaba sentarse frente a un ordenador y abrir un programa llamado Microsoft Encarta. Para millones de estudiantes en todo el mundo, una puerta hacia el saber digital antes de que Internet llegara a todos los hogares. Hoy en día, aunque muchos la recuerdan con nostalgia, su historia representa un caso fascinante de innovación, triunfo y, finalmente, irrelevancia ante el progreso tecnológico.