Me parece una aproximación interesante y, tratar de explicar por qué la propuesta de fabricar iPhones en Estados Unidos, impulsada por la visión considerada por muchos analistas como simplista de Donald Trump no se sustenta en términos de viabilidad económica ni logística. En la práctica, podemos aplicar este mismo tipo de análisis a casi cualquier producto de electrónica de consumo dotado de un mínimo de complejidad.