Correr es una adicción para muchas personas, pero una odisea para otras. Este segundo grupo que parece estar alejado del amor por el running, realmente se siente genial cuando siente el viento en la cara y en ese momento de ducha luego del ejercicio. El problema es que cuesta arrancar y lo tomamos como un castigo, razón por la cual mucha gente incluso odia correr, aunque es una relación de amor-odio.