El pasado viernes, en un movimiento inesperado, la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza de EE. UU. publicó un informe que eximía temporalmente al iPhone y otros dispositivos tecnológicos del gravamen del 145 % sobre productos chinos. Esta decisión hizo que las acciones de Apple recuperaran parte del terreno perdido tras la noticia inicial de los aranceles. Y, por supuesto, consiguió que tanto los directivos de Apple como nosotros, los consumidores, respiráramos más tranquilos.