Cada generación tiene su James Bond y es tradición decir que los siguientes a la suya no son tan buenos. Ocurrió con Sean Connery, con Roger Moore y pasará, sin duda, con Daniel Craig. El de mi generación fue Pierce Brosnan, un Bond prácticamente perfecto que tan solo protagonizó cuatro filmes a lo largo de siete años: 'Goldeneye', 'El mañana nunca muere', 'El mundo nunca es suficiente' y 'Muere otro día'. Y ahora, en plena sequía de actor, es inevitable echarle de menos.