China está dejando de ser la gran fábrica del mundo. Una parte de ella quiere serlo y en cierto modo además hay circunstancias que están empujando a buscar otros destinos a los fabricantes. La crispación entre Estados Unidos y China es una de ellas, previendo además una escalada en el conflicto comercial con las medidas prometidas por el reelegido Donald Trump (un 60% de aranceles al país, entre ellas).