La resolución 4K ya no es ninguna novedad. Las primeras televisores con dicha resolución comenzaron a llegar al público entre 2012 y 2013, por lo que ya no podemos hablar de tecnología nueva. De forma similar a lo que ocurrió con la alta definición (720p y 1080p) hace aproximadamente década y media, más allá del formato físico, que requiere de nuevos reproductores, el problema para la mayoría de usuarios de ordenadores de hace algún tiempo es de potencia y de compatibilidad.