Hacer una exploración en formato cinematográfico de la pobreza y las vidas que intentar sostener su existencia mientras son abandonados es complicado por la misma naturaleza de hacer cine a un nivel profesional. Las películas cuestan mucho tiempo y dinero, principalmente por cuestión de recursos, y quién puede llegar a hacerlas suele tener una red de seguridad vital que le distancia de esta serie de vidas que intenta retratar.