Mi columna de esta semana en Invertia se titula «TikTok, y trata de explicar que nada de lo que se ha vivido en los Estados Unidos con el episodio de TikTok es real, que todo es una soberana estupidez, y que, en la práctica, era todo una pantomima para dejar a Donald Trump como un supuesto héroe.
En la cabeza de un populista solo hay una cosa: convertir cada acción en una forma de captar votos.