Cuando un actor que ha tenido un recorrido sólido decide dar el paso a la dirección, se puede intuir cierta necesidad por llevar a cabo un determinado tipo de filme sin esperar a que se lo ofrezcan. Sea por pura pasión artística, o mera cuestión de ego, algo que no se puede distinguir hasta que se ve el resultado final. "El regalo" se puede añadir entre las que se hacen por amor al arte, al arte más perverso.