Es bien sabido que la primera película sobre la tragedia del
Titanic se rodó tan solo 31 días luego de la tragedia, y estaba protagonizada por la actriz superviviente
Dorothy Gibson, que incluso llevaba la misma ropa que en el naufragio. En ese mismo 1912 hubo otras dos filmes -una alemana y una francesa- que de una manera u otra hablaban del desastre. No se puede decir que por aquel entonces tuvieran demasiada empatía con las víctimas, la verdad.
A lo largo de los años se fueron haciendo más y más obras con el
Titanic como protagonista o telón de fondo. Una de ellas, de hecho, llegó a ganar el Óscar: en 'Cabalgata', una pareja se promete amor eterno y se fuga de casa, con la mala suerte de acabar en el barco equivocado. Y, por supuesto, todos sabemos lo que hizo
James Cameron en 1997, un trabajo absolutamente gargantuesco e inimitable pero que podría haber tenido una contrapartida interesantísima en 1939 si
Alfred Hitchcock hubiera podido culminar uno de los grandes proyectos inacabados de su vida: un film sobre el
Titanic.
De hecho, el cineasta pretendía que esta fuera su primera gran obra en América, bajo contrato de David O. Selznick. Dicen algunos expertos, que 'Alarma en el expreso' no deja de ser una especie de
Titanic en un tren, con personajes aristocráticos que ante la catástrofe muestran su verdadera cara, bien como héroes o bien como cobardes.