Amanda Faulkner estaba convencida de que todo iba bien. Profesional, apasionada por su trabajo como psiquiatra y con una vida plena junto a su esposo, no había nada en su día a día que delatara que algo no funcionaba bien. Pero cada mañana, su Apple Watch insistía: algo no estaba del todo bien. "Probablemente un error", mientras ignoraba los avisos y continuaba con su rutina.