Tras la impresionante demostración de SpaceX a mediados de octubre, en la que fue capaz de atrapar un cohete propulsor de un Falcon Super Heavy, de nada menos que setenta metros de altura, con la misma torre de la que había salido y sin que llegase a tocar el suelo, toda la industria aeroespacial está tratando, como loca, de copiar los niveles de reutilización de los componentes de cohetes de la compañía.